Mañana loca a los 18

Ella es perfecta, la deseaba desde hace tiempo y esa mañana lluviosa se convirtió en el día más soleado de mi vida.

Era rubia. Sus ojos eran preciosos, azules, con una mirada que te hechizaba al instante. Su voz era perfecta, era sueva, deliciosa. En cuanto a su altura, como no, era igualmente perfecta, superaba en metro setenta por poco, pero sin duda alguna lo que más me gustaba de ella era su cara de niña. La historia que voy a contar sucedió hace cinco años, cuando yo aún no había acabado el colegio y tenía 18 años. Ella también tenía 18 años, y era la típica chica deseada por sus enormes tetas, aunque quizás p...