Chico para Todo (II)
Nuestras dos inefables maduritas y su nueva pero no menos dominante amiga más joven continúan su perverso juego con su presa casi adolescente hasta hacerle llegar a un final que no es más que el principio de renovados y deliciosos tormentos...
Así siguieron un buen ratito, hasta que, de repente, la portezuela derecha de la enorme limusina se abrió, dejando paso a una recia joven de unos veinticinco años de edad. De mediana estatura, pero de porte excepcionalmente atlético, de cabellos rubio oscuros recogidos en una coleta, fuertes piernas musculosas y bronceadas, recubiertas por un finísimo vello apenas perceptible y anchas espaldas, sus brazos marcaban ligeros bíceps y sus caderas resultaban estrechas, lo que cuadraba con su trasero bien a...