Pinceladas veraniegas

En una acampada con mi mamá, mi tía y mi prima tengo un bonito despertar

Mi mamá y tia Loles son gemelas. Tía Loles se casó con un sueco, Gunnar, y tienen una hija, mi prima Berthe. Viven en Estocolmo pero acostumbran a pasar los veranos con nosotros en España. O al menos acostumbraban, porque llevaban tres años sin venir.

Este año han vuelto. Berthe es de mi misma edad, tenemos 16 años. Tío Gunnar solo va a poder estar en el pueblo cinco días, porque luego ha de marchar de nuevo a Estocolmo por cuestiones de trabajo en su editorial. Es una editorial pequeña, no creáis. Mi...

Marga y Elena. Diálogos de dos niñatas - I

Diálogo bobo de dos niñatas pitongas en el patio del Instituto

I

¡Déjales que miren, pobrecicos! Tranquila, que no te van a gastar el coño.

Es que no los puedo soportar. Para echarse en la hierba ¿hay que venir con los shorts?

Y entonces igual te esán mirando las piernas. Déjales, tonta. Que te importa si miran o no. A mi me da lo mismo.

Los mirones son cuatro obreros que están tomándose un descanso junto al banco donde han cavado una zanja. Las que hablan son dos chiquillas de tercero de ESO durante la hora del recreo, porqu...

Marga y Elena. Diálogos de dos niñatas - III

Diálogo bobo de dos niñatas pitongas un día que están estudiando juntas en la habitación de una de ellas

III

La madre de Marga los martes se queda a dormir en casa de su novio. Marga le ha pedido permiso para invitar a Elena a dormir con ella, así no se quedará sola y podrán aprovechar para preparar los dos exámenes que tienen para el miércoles. Aún no llevan diez minutos enfrascadas en el repaso de sus apuntes que Elena rompe el silencio.

¡Vaya mierda! ¡No puedo más! Estoy harta... y además no entiendo nada.

Está chupado. Lo que te pasa es que no estás concentrada. Si quieres t...

Marga y Elena. Diálogos de dos niñatas - II

Diálogo bobo de dos niñatas pitongas con un desconocido que conocen en el tren

II

Yo, si les pido a mis padres 35 euros para ir a un concierto me mandan a la mierda.

A mi tampoco me los iban a dar. Me preguntarían si me había dejado el seso en la sesera del baño. Pero yo este concierto no quiero perdérmelo. ¿No ves? Es un concierto que nadie en su sano juicio puede perderse.

Pues ya me dirás de donde sacamos la pasta.

Los obreros del recreo sí que nos pagaban las entradas si se lo propusiéramos. A cambio de volvernos a sacar las bragas,...

Noche de cachondeo a más de 30.000 pies (3ª parte)

Un hombre de negocios y su secretaria viajan en avión a Nueva York. Los jueguecitos eróticos con los que se entretienen junto con otra viajera llegan a su punto álgido.

El morreo de coño no empieza bruscamente. Antes de poner los labios sobre los labios del sexo, parece como si María Tenas solo quisiera acariciar con la mirada. En efecto, la mujer, sentada en el regazo del señor Gómez y con las piernas bien abiertas, siente la mirada sobre su sexo como si fuera una caricia. Se siente acariciada físicamente y reconoce que se sorprende de que esto no le incomode en absoluto. Que pueda considerarse una experiencia agradable. Además, aquel señor, cuando ella se sentaba sobre s...

Noche de cachondeo a más de 30.000 pies (epílogo)

Un hombre de negocios y su secretaria viajan en avión a Nueva York. Este epílogo solo puede interesar a los lectores que hayan leído la historieta desde el principio.

¿Todo bien? –preguntó la azafata a María Tenas y al señor Gómez, hablando en voz baja para no despertar a la otra pasajera.

¡Ah, sí, muy bien, gracias! –respondió ella muy despierta y risueña, mirando directamente a los ojos de la chica.

¿Desean ustedes algo?

¡Uy, si tú supieras lo que deseo!, pensaba María sin dejar de fijarle la mirada en los ojos. Encontraba que aquella muchacha era era un bomboncito encantador. Pequeña. Con una melenita de cabellos rizad...

Noche de cachondeo a más de 30.000 pies (2ª parte)

Un hombre de negocios y su secretaria viajan en avión a Nueva York y hacen partícipe de sus jueguecitos eróticos a la viajera que ocupa el tercer asiento de su fila.

Así seguían. María Tenas, desmadejada sobre el asiento de la ventanilla, con las piernas al aire hasta las ingles, parecía estar dormida. La mujer recatada, junto al pasillo, también había cerrado los ojos sentada de costado con la cara vuelta hacia los otros dos. Y el señor Gómez, sentado entre las dos mujeres, que era el único que mantenía abiertos los ojos y se preguntaba interiormente porqué en los aviones no pueden pasar mejores películas.

Se oía un pequeño ruido, quizá de alguien que jugaba...

Noche de cachondeo a más de 30.000 pies (1ª parte)

Un hombre de negocios y su secretaria viajan en avión a Nueva York. Aquí se relata el inicio de aquella noche cachonda.

El señor Gómez se desabrochó el cinturón de seguridad con un simple clic y un breve gesto para facilitar que la cinta volviera a recogerse, pero la misma operación a María Tenas la ocupó un buen rato. Primero se puso a hurgar en la hebilla automática, con una mano, con las dos, hasta que consiguió abrirla. Después inició la ardua tarea de sacarse el abrigo. Había decidido llevar un vestido ligero para pasar las largas horas del vuelo, pero habia estado con el cinturón abrochado sobre un embarazoso abrigo de...

La Panochita Roja

Versión libre del cuento de la Caperucita Roja. Muy breve, como deben ser los cuentos.

El cuento de la Caperucita Roja, como pasa con la mayoría de cuentos populares, es de una violencia extrema que no me parece adecuada a las mentes infantiles. El lobo es un ser malvado que devora a la abuela y luego también a la niña. Luego es al propio lobo al que descuartizan. Ya Perrault censuró algunos componentes de la historia, como los referidos a que Caperucita también participa en el festín macabro de comerse a la abuela. Grimm continuó esta tendencia a suavizar el relato y yo me he permitido acaba...