Una fantasía espontanea
Mi mujer y yo somos una pareja típica, pero a veces la pasión nos lleva a experimentar situaciones morbosas.
Se hizo tarde y nos fuimos a lavar los dientes, la rutina de siempre. Y como no, antes de acostarse, hay que hacer la meadita de rigor por lo que mi mujer se sentó en la taza del wáter. Yo normalmente la dejo sola, que si no dice que le da corte y no le sale el chorro, pero esa noche estaba cachondo y quería jugar un poco. Me puse delante de ella y me bajé los pantalones.
- ¿Qué haces? No ves que estoy meando y así no puedo.
- Perdona, pero no ves cómo me pones.
Yo empecé a...