El deseo prohibido vi
Una historia morbosa en la oficina
Andaba decidida hacia él, mirándole fijamente. Cuando llegó a su mesa se subió la faldita, se bajó las braguitas y se las dió. Le encantaba ese brillo pícaro que se le ponía en los ojos.
Entonces ella se arrodilló y como una gatita se metió debajo de su mesa.
Llegó hasta él y sin dudarlo una sola vez, le bajo la cremallera de los pantalones. Metió su pequeña mano y notó como él daba un respingo.
Le agarro su polla y se la sacó. Era más grande de lo que se había imaginado, con las ven...