Mi primera cita como sumisa
Una chica que por primera vez se atreve a hacer sus deseos realidad
Había llegado el día. Después de muchas horas de chatear con toda clase de hombres por fin había encontrado uno, de cerca de mi ciudad, que parecía compartir mis gustos y fantasías. Y ahora, después de una temporada conociendonos por escrito, me pedía que diera el paso de quedar con él y hacer realidad esas fantasías.
Le había contado mis fantasías más ocultas, y que nunca había llevado a cabo: ser humillada, exhibida, tratada como una zorra sumisa, obedeciendo sin rechistar. De hecho me había m...