Sin Televisión (2)

El fin de semana de campo continúa. El no tener televisión obligará a los miembros de esta sorprendente familia, a encontrar nuevos pasatiempos.

Sin Televisión II

La mañana llegó con la voz de mi padre.

  • Chicos! Arriba!- La puerta abierta como un vendaval y en el marco mi padre que nos miraba vestido de boy scout.- Mirad que día hace...- Prácticamente estaba gritando. Yo me incorporé sobre un codo y dejé que mi vista se perdiera por la ventana. Anabel, desde la otra cama y con peor humor, agarró un zapato y se lo lanzó.

Sonreí. Pero en apenas un instante, se me quedó helada la mueca en la boca. Mi padre, esquivando el proyect...

Sin Televisión (1)

Lo que le puede pasar a una tipica familia de clase media un finde semana en la montaña sin televisión.

Sin Televisión

Afuera llovía. Tras toda una tarde de largos titubeos, el clima finalmente se había decidido a una larga y torrentosa lluvia.

LA cabaña estaba relativamente escondida en el bosque. A unos pocos centenares de metros de la carretera principal, la pequeña casa hecha de madera se hallaba cerca de un riachuelo de aguas cristalinas y un bosque sacado de algún cuento de hadas.

Mi padre había propuesto ir a pasar allí un fin de semana familiar. El lunes era festivo, así que, tr...

Amaneciendo

Una muchacha abre los ojos ante la vida y descubre que significa estar viva.

Al anochecer un día como cualquier otro, me dispuse a visitarlo como lo hacía siempre. Solíamos conversar, muchas veces hasta altas horas de la madrugada, de diversas cosas: él me explicaba fascinantes e incomprensibles cosas del mundo exterior y yo le explicaba las "grandes" novedades que habían en el poblado. Pero ese día algo en él había cambiado.

Todavía hoy, tanto tiempo después, y tras vivir todo lo que he vivido, se me eriza la piel al recordar la sensación. Era una energía estática y pod...

Experiencias Vitales: Patricia

Procuro ser feliz con lo que tengo. Pero ansiar lo que no se tiene, es condición natural del hombre. Afortunadamente, y en cierta manera, Patricia siempre estuvo allí.

Patricia había sido, desde siempre, la mujer que había de llenar mi vida. Con su sonrisa fácil, sus curvas resbalosas, sus gestos agraciados, sus caderas estrechas y sus pechos ideales, me hechizó para siempre. Y, desde que la ví por primera vez cuando apenas contaba doce años, nació en mi un fuerte deseo que iba más allá del amor carnal o la embestida salvaje.

Con los años he ido pensando que ese amor platonico que aún hoy guardo como un tesoro en el fondo de mi corazón, nació precisamente por m...