Eran las 11 de la noche, acababa yo de entrar al trabajo, la pesadumbre invade mi cuerpo, como cada noche en que debo ir a trabajar a ese lugar, de donde tantas veces he deseado salir.

-Una habitación por favor- Dice una voz desde la recepción.

• Por toda la noche?- Pregunto, al momento que veo frente a mi, un hombre no feo, de alrededor de 30 años, alto y su pelo pinta algunas canas, nada feo, lleva ropa deportiva, seguro viene del gimnasio, pues su cuerpo refleja el trabajo en el.

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