Más allá del trabajo

- ¿Qué fantasia tienes que te haya dado vergüenza hacer con tu marido? Ella me miró un segundo. - En realidad... - bajó la mirada y la volvió a fijar en mí - hacemos sexo estándar, no hemos llevado a cabo ninguna fantasia. - Vale - respondí sin apartar la mirada - y... ¿qué te gustaría hacer?

Trabajo en una empresa de ingeniería, dirigiendo el área de Operaciones. Mi trabajo me tiene de la ceca a la meca casi todo el tiempo: no hay semana que no tenga algún viaje, aunque sea ida y vuelta en el día. Lo bueno es que, con un portátil, un móvil y una conexión, no hace falta que pase por mi despacho para poder trabajar.

Mi equipo hacía también todas las labores de preventa, pero el crecimiento de nuestra actividad hizo que hace alrededor de 6 meses contratáramos a una chica nueva para montar y di...

La niñera

Agarré sus caderas y la giré contra la cama, quedándome yo encima de su cuerpo menudo. Ella soltó otro gemido. - Vas a hacer que me corra antes de meterla - le dije tras el movimiento. - Métela entonces. Cogí el tronco de mi polla y lo dirigí hacia su raja.

Mis padres, desde que se jubilaron, viven en una casa junto a la playa, así que algunos fines de semana, aprovecho para volver a mi ciudad de origen, reencontrarme con mis amigos de toda la vida y disfrutar de una de las mejores playas de España. Se trata de una de esas casas antiguas, de piedra y ladrillo con un pequeño jardín a la entrada y un porche detrás, dando al mar.

En mayo, aprovechando que celebrábamos el cumpleaños de mi padre, quedé con mi hermano para coincidir con él,  su mujer y mis dos s...

Saliendo del bar... camino a casa

- Aún podemos hacerlo en el ascensor. - Me parece más excitante hacerlo aquí en el garaje. No sé si llegaremos a casa...

Vamos recorriendo las calles casi vacías de Madrid. La luz de las farolas vuelve a iluminar de forma intermitente el interior del coche. Vamos hablando de cosas triviales y mirándonos con deseo. Paro en un semáforo. La vuelvo a observar. Con esos ojos claros y esa piel morena tiene una mirada un poco exótica... aunque sus facciones son totalmente occidentales. Es guapa, pero no despampanante. El jersey oscuro es amplio y poco deja intuir lo que hay debajo. Los vaqueros si marcan sus piernas delgadas. Gestic...

No sólo trabajo

- He pensado que era el postre - le dije sonriendo. Se empezó a reír y respondió - Tampoco he pedido aperitivo. Mientras finalizaba esas palabras, cogió el borde del vestido atrapado entre la mesa y ella y lo retiró dejando completamente a la vista sus piernas y sus bragas de encaje.

Eran las 11 de la noche y seguía en el despacho, como la mayoría de días de esas últimas semanas. El resto de luces de la oficina ya se encontraban apagadas y sólo lucía la lámpara sobre mi mesa, donde seguía aporreando las teclas de mi portátil intentando terminar el apartado de un documento. Creía estar sólo, pero escuché pasos al otro lado de la planta. "¡Vaya, hay otro pringando igual que yo!" pensé. Sonaban cada vez más fuerte, hasta que se asomó por mi puerta abierta. Apareció una chica danesa de ojos...

Pillada

¿Es que no sabes llamar? No quería cortarte el punto.

Hace un tiempo organicé con un grupo de amigos un viaje, aprovechando que estaba vacía la casa que tenía uno de ellos en un pueblo de los Pirineos. Nos juntamos unos diez y había hasta 10 motivos distintos para hacerlo: unos por esquiar, otros por desconectar, otros por la juerga, otros por todo junto... el caso es que no habíamos fijado ningún plan e íbamos decidiendo sobre la marcha.

Me levanté al tercer día más tarde de lo normal y no parecía oír a mucha gente en la casa. Al bajar a la cocina me en...

La chica pelirroja

¡Aprovecha porque quiero que me folles muy fuerte y que me des tanto gusto que te grite pidiendo que me des más y más! Vaya cambio había dado la chica.

No hay nada como que te lleven a una reunión de amigos donde no conoces a casi nadie. Estábamos todos repartidos entre un sofá, un par de sillones, unas sillas y el suelo, alrededor de una mesa baja. Me habían presentado a unas cuantas personas y me llamó la atención una chica. Pelirroja, pero de las de color natural, piel blanca, algunas pecas en la cara y ojos claros. Aunque no participaba mucho, todos charlamos, picamos algo, tomamos unas copas echamos unas risas... y llegó la hora de echar el cierre.

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De boda

¡Córrete dentro... quiero que te corras dentro! me dijo. Después de esta boda no la he vuelto a ver. Quizá también viva en el extranjero.

Esto ocurrió hace unos meses en la boda de uno de mis mejores amigos. A pesar de vivir en el extranjero organizó la boda aquí y llegó el día: soleado, 100 invitados, hotel de lujo y todos con sus mejores galas.

Pasada la comida y una vez que comenzó el baile, pidiendo una copa me fijé en una chica alta, de ojos negros, con el pelo oscuro recogido, un vestido negro con lunares claros. Pedía a la vez que yo, me sonrió y ya me conquistó.

Seguí charlando con amigos, pero me iba fijando de vez en cua...

Saliendo del bar

Nos conocimos en un bar... y no llegamos a casa.

Hace unos cuantos años, un día de invierno, saliendo con un grupo de amigos a tomar algo, se me acercó una chica en uno de los bares mientras esperaba entrar en el baño. No era muy alta, pelo negro, ojos claros, pero no azules, más bien tirando a gris y la piel algo morena. Llevaba un jersey oscuro de cuello vuelto con algunos collares, unos vaqueros y lo que parecían unas botas con algo de tacón. Entablamos conversación. Tenía una bonita sonrisa y una conversación inteligente y amena, por lo que la invité...

La chica que quería entregarse (y 3)

Finaliza el relato de nuestro primer encuentro.

Tras un rato para recuperarnos, me levanto. Necesito tomar algo y no le he pedido a ella que se traiga nada. Miro en la mesa y hay una botella de agua y dos vasos boca abajo, cortesía del hotel. Demasiado suave. También encuentro los dos pañuelos por el suelo. Ella me mira desde la cama. Está tumbada y se le han caído los tacones al suelo. Le lanzo uno de los pañuelos. "Ponte la venda". Se sonríe.

Ella se ata el pañuelo sobre los ojos. Mientras recojo el otro y vuelvo a atarle las muñecas sobre su c...

La chica que quería entregarse (2)

Continua nuestro primer encuentro tal y como estaba planeado...

Nos quedamos los dos tumbados en la cama. Le quito la venda de los ojos. Tiene una mirada lasciva. ¡Por dios! Llevamos ya un buen rato en esta habitación disfrutando de nuestros cuerpos y aún no he visto lo que hay bajo ese sujetador de encaje negro.

"Levántate y quítate el sujetador". Me acomodo en la cama como expectador mientras ella se levanta sobre sus tacones. Lleva las medias puestas y le cuelga el pañuelo que hacía de venda sobre los hombros. Me mira. La miro. Sabe que no vale sólo con soltar...