A dónde van todas esas pollas
Breves confesiones de un gay voyeur en el tórrido agosto.
A DÓNDE VAN TODAS ESAS POLLAS
Cuando éramos niños jugábamos a imaginar lo imposible. Soñábamos con volar al estilo Superman, con andar sobre el mar o con respirar dentro del agua. En nuestra lista de deseos irrealizables ocupaban lugares privilegiados parar el tiempo y teletransportarnos, pero el más ahhelado por mí era ser temporalmente invisible. Mirar sin ser visto, estar sin tener que estar, ser sin tener que ser a cada momento.
Sigo alimentando ese mismo sueño, aunque ahora, recién cu...