La dueña de la tienda de cuadros

Fuí a por mis cuadros y la dueña me enseñó a disfrutar en su trastienda.

El día amanecía normal, parecía un día cualquiera, pero no, todo cambió en un abrir y cerrar de ojos.

Hace dos semanas había dejado un par de cuadros para enmarcar en una tienda cerca de mi domicilio, y llegó el día en que fue a recogerlos.

Entre a la tienda, di los buenos días, Celia me contesto con una sonrisa en la boca y me quedí esperando mientras ella atendía a una clienta.

Durante esos minutos, empecí a observar más detenidamente a la dependienta y dueña a la vez.

Celia tiene...