Eva... la única
Era impresionante su belleza, la firmeza de sus senos, su redondez perfecta, los pezones grandes, oscuros, erguidos. La piel dorada, elástica. La cintura deliciosamente breve. Las caderas pronunciadas.
Cuando entré a trabajar a esa escuela la conocí. Era preciosa, y muy joven, ella tenía 24 y yo 28. Coincidimos en la entrada el primer día de clases, pensé que era una alumna, porque a pesar de ser joven, se veía más chica aún. Lo primero que admiré fue la tersura de su cutis, lo tenía como de porcelana, y eso hacía que sus finas facciones se vieran mas resaltadas. Cuando nos abrieron la puerta y ella pasó primero pude ver su enorme y bien cuidado derriere, razón por la cual los alumnos la apodaban Je...