Los beneficios de un amigo
Me cansé y me puse de pie de nuevo, y sin dejar nada inconcluso, me tumbé sobre la cama, dejando las tetas hacia el techo y abriendo las piernas, dando una gran vista de mi coño rosado, empapado de jugos y líquido pre seminal. Era una invitación para que me follara.
Había una sensación en la boca de mi estómago, una mezcla de excitación y ansiedad, era una combinación extraña que me hacia querer adelantar el tiempo y ver qué era lo que ocurría. Aunque claro, puedo retractarme y simplemente, volver a no hacer nada, es decir, nada de nada. No arriesgarme. Pero hay algo que me dice que debo de seguir, probablemente la necesidad corporal.
Sentí el móvil vibrar entre mis manos, “¿Ya casi llegas?”, y la sensación de estremecimiento me recorrió el cuerpo, ansioso. Me pu...