Proyecto Dos
Una aventura homosexual con un antiguo conocido.
Me llamó un día por teléfono y después de los saludos iniciales me preguntó si una tarde podíamos quedar y charlar y tomar unos vinos.
Le dije que sí y aquella misma tarde nos vimos. Tomamos un par de vinos en dos bares diferentes. Y me reí algo. Luego propuso ir a cenar. Acepté porque estaba aburrido, porque hacía tiempo que no salía y por algo de curiosidad. He de reconocer que la cena estuvo bien, aunque la comida no se salió de lo corriente. Escuché y pregunté. Dejé llevar la conversación, puntual...