Lluvia dorada con Bianca
Una noche de verano, un joven ve dos travestís que caminan con prisa. Las sigue y obtiene una sesión de dolor y lluvia dorada.
Me había ido a dormir temprano, la baraúnda, los golpes y las maldiciones que acompañan al camión de la basura me despertaron. Cuando levanté la mano y toqué mi frente, me di cuenta de que estaba empapada, mis cabellos bañados, liándose entre ellos en formas caprichosas sobre mis ojos como hiedra sobre la pared. Mi piel calada, engomada a las sábanas convertía la cama en algo angustiosamente acuoso. Era una de esas noches de verano en Barcelona singularmente tropicales, cuando las paredes arden, trans...