La voz del violín
Un amor de época, poco convencional, para los tiempos que les toco vivir.
Me avergüenza decirlo, pero no he olvidado su rostro. No, no el de Ashley Pearson. El suyo.
Ahora bien, no es sensato dejarse impresionar. Uno se pone colorado, y no es eso lo que quiero. No se lo contaría a cualquiera, porque hay otras partes implicadas, sí, otras partes; pero, puesto que me has pedido consejo en este asunto, te lo contare. Pienso que resulta curioso que, cuando uno reduce una historia de amor a sus componentes elementales, esta se convierte en algo vacio y miserable, sin ningún sign...