El encuentro
Con los ojos cerrados sentía cada tramo de su piel. El mínimo contacto entre su cuerpo y el mío representaba para mí el más intenso de los placeres.
I
Nubes grises cubrían el cielo hasta el horizonte. El sol no podía traspasar el manto de nubes y el ambiente estaba a media luz. Una ligera llovizna humedecía todo lo que estaba a la vista. Cuando salí del coche noté como el agua caía suavemente sobre mí. El ligero frío calaba entre la ropa y me obligó a acurrucarme y meter las manos en los bolsillos. El aliento se condensaba delante de mi rostro creando una pequeña neblina que se disipaba en un segundo.
Al mirar a la puerta de la verja m...