Chicos que se divierten y se educan.
En lo más profundo de un monte una facultad con alojamiento para sus alumnos, solo masculinos. Aislados de todo. Los chicos tienen que divertirse solos.
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Un montón de gamberradas me habían llevado a un internado. La edad de diez y ocho años, me hacía demasiado mayor para que mis padres quisieran aguantarme en casa después de todas mis cagadas. Como les sobraba el dinero decidieron llevarme interno a un instituto caro. Pensaron que esa sería la solución.
El resultado fue un pabellón nuevo de un colegio pijo en lo más profundo de un bosque, aislado de todo. Donde los jóvenes "rebeldes" recibíamos educación. O eso decía la publicidad y el delegado...