Primer encuentro
Lo bueno se hace esperar, la protagonista se cita con una persona con la que llevaba tiempo hablando y con la que tiene muchas cosas en común.
Serian las ocho de la tarde y habíamos quedado en una cafetería, de esas que hay por el barrio de Malasaña en una callejuela estrecha y que solo los afortunados conocen, de esas en las que nunca te fijarías al pasar pero que alguien conoce o ha escuchado que merece la pena entrar. El sitio tenía dos plantas y estaba decorado con una estética muy de los años setenta, muebles y sofás antiguos, una luz tenue y paredes con estampados visualmente horribles. Bajamos entre risas por las escaleras que daban a la pl...