Desde la cama
De cómo una visita inesperada a última hora del día hace que acabemos disfrutando de intensas sensaciones.
Llamo al timbre y espero, mientras te oigo correr de un lado a otro en el interior, haciendo los últimos arreglos. Al cabo de un minuto me abres con una sonrisa, y sin decir nada paso. Cierras la puerta, y vas delante de mí hasta el comedor, enseñándome la casa. Cuando quieres darte cuenta, estas aprisionada contra la pared, y sin saber como no puedes moverte. Mi cuerpo contra el tuyo, la pared a tu espalda, tus manos bien sujetas, y tu boca no puede pedir ayuda, ocupada con el beso que te comienzo a dar, l...