Mi gran viaje
A veces las cosas surgen con quien menos te lo esperas.
Ni a Cristina ni a mí nos gustaba el término amantes. Pero eso era exactamente lo que éramos. Si Cris hubiera estado soltera podríamos haber dicho que éramos simplemente follamigos—aunque este era un término con el que tampoco nos sentíamos cómodos porque nos pillaba generacionalmente lejos—, pero apunto de cumplir 40 años, y con Cristina felizmente casada con Mikel, los dos éramos amantes por mucho que nos gustara negarlo en nuestras conversaciones.
Yo siempre pensé que la aversión a la palabra no er...