Alejandra ingresa en la prisión (cuarta parte)
La degradación viene en distintas formas y presentaciones. Alejandra está por descubrir que hay agresiones psicológicas que pueden tener mayor repercusión que un golpe en el bajo vientre. En esta ocasión, sus compañeras de celda van a tratar de incomodarla de todas las maneras posibles.
Llegadas las 22 horas como cada día, como todos los días, las celadoras hicieron su último rondín, para comenzar el ritual del apagado sistemático de las luces del reclusorio. La larga crujía quedó entonces, sumergida en la penumbra. Nadie se tomó la molestia de auxiliar a Alejandra, que yacía en el suelo, como una muñeca rota.
22:30 horas. El frío del concreto del piso de la celda parecía fustigar la carne desnuda de Alejandra, absorbiendo en el proceso todo vestigio de calor; todo rastro de energía...