Mi inexperta esclava (7: Aceptación)

Candy finalmente acepta lo que es. De mientras, nuevos personajes aparecen en escena.

En los días sucesivos a la sesión con mi linda sumisa, mi perversa mente se encaminó hacia un nuevo reto: tener bajo control a la zorrita de la hermana de Candy. No podía dejar cabos sueltos y menos ella.

"Necesito material que confirmara mi supremacía sobre ella" fue lo que pensé nada más levantarme al día siguiente de la cama. Me duché y desayuné mientras mi ordenador terminaba de iniciarse. Regresé al ordenador y ejecuté el software de control de las cámaras colocadas el día anterior. En mi p...

Cambio de hábitos (3: Renacer)

Candy descubre su ser...y lo acepta. Qué mejor sitio para aprender qué es, que en el colegio. Relato situado entre los capítulos 6 y 7 de Mi inexperta esclava

Sonó el despertador. Un nuevo día surgía y ella despertaba. Tan bella como siempre, retiró las sábanas que yacían sobre su tenue y cálido cuerpo y miró en derredor. "Todo está en orden", afirmó para sí, "incluso mi hermana aún no se ha levantado".

Como venía siendo costumbre estos últimos días, pensó en esa voz profunda que tanto le agradaba. Su sonido severo, exento de emociones y delicadez, le hacía sentirse frágil y boba, lo cual le calentaba muchísimo.

"Buenos días perrita", comenzó a d...

Mi inexperta esclava (6: El castigo)

Candy desobedeció...y ahora debe ser castigada. Sexto capítulo de la saga y el penúltimo protagonizado en solitario por Candy.

Al cabo de casi media hora, Candy salió del baño. Estaba vestida con un simple albornoz azul que dejaba entrever la madurez de sus piernas y senos. Yo me encontraba en el piso inferior, en el salón cuando al verla bajar, pensé que era un ángel. Candy se sorprendió y yo también, pues aunque había dejado que recuperase su memoria en parte, aún seguía bajo mi influjo, por lo que su reacción no era normal.

-¿Qué…qué haces tú aquí?- me preguntó. Por su sonrojada cara, adiviné que no sólo había recupe...

Mi inexperta esclava (5: Rebelión)

Candy, por un error, se desata... (capítulo más raro o flojo de la serie, pero necesario para demostrar el control absoluto)

Sonó el despertador y mis ojos se abren de forma casi instantánea. Miro en derredor recordando lo que hice anoche antes de irme a dormir y sonrío con maldad, pensando en que ahora mi perrita disponía de site propio para cuando yo quisiera, ofrecer sus servicios.

Me levanté, me vestí y bajé a desayunar. Mientras tomaba mi bol de cereales me pregunté si habría salido bien la orden del día anterior. Quería llamarla y decirle "Candy… cuéntame tus progresos en tu vida normal", pero no quería agobiarl...

Cambio de hábitos (2: Baño espumoso)

Candy comienza a disfruta de un relajante baño y empieza a disfrutar siendo sometida por una voz en su cabeza. Entrega situada entre los capítulos 5 y 6 de Mi inexperta esclava.

Avanzó por el pasillo hasta llegar al baño y una vez allí, entró. Sus piernas temblaban por el recuerdo cercano pero confuso de lo que había sucedido. Miró su cuerpo sin verlo, y se dio cuenta de que necesitaba un buen baño. Abrió el grifo y la bañera comenzó a llenarse. Añadió algo de jabón líquido para amenizar la limpieza de su cuerpo.

Introdujo un pie. El agua estaba muy caliente, como a ella le gustaba. Poco a poco todo su cuerpo fue entrando en contacto con el agua: sus tobillos, sus muslo...

Mi inexperta esclava (4: Tareas del hogar)

La sesión continúa, esta vez en el piso inferior, con una toma de fotos de Candy para la posteridad.

Bajé junto con Candy al salón y una vez allí le ordené que tomase asiento. Cogí mi cámara de fotos y saqué fotos de la sala de estar (que era donde nos encontrábamos) y de las habitaciones colindantes. Todo esto para que, si en un futuro quisiera hacer fotomontajes comprometidos, este detalle le diez más realismo.

Tras comprobar que la batería de la cámara rondaba el 87%, indiqué a mi perrita que se tumbase en el sofá, desnuda como estaba, bocarriba. Tomé unas cuantas fotografías, tanto de sus h...

Cambio de hábitos (1:Primeras nociones)

En esta subserie paralela a Mi inexperta esclava se verán los progresos en la forma de pensar (y actuar) de Candy. Este relato está situado entre los capítulos 4 y 5 de la serie principal. Primer capítulo corto (introducción)

El sol inundó la habitación y bajo las sábanas ella se removió con pereza. Anoche, después de que su hermana llegase a casa de su fin de semana con el novio, se había acostado y había soñado algo muy extraño. No sabía exactamente de qué se trataba, pero la erección de su cuerpo le indicó que había sido una noche "movidita". Como de costumbre, se frotó los ojos y se sentó en la cama, a la par que observaba el despertador. Éste marcaba las ocho menos veinte, por lo que aún le quedaban unos diez minutos...

Mi inexperta esclava (3: primeros pasos)

Tercera parte de la serie. En este capítulo Candy se convertirá por unas horas en modelo...

El domingo por la mañana me desperté temprano, deseoso de tener una nueva sesión con mi sirvienta preferida. Pero antes debía revisar y clasificar toda esa nueva información obtenida el día anterior durante el interrogatorio. Me dirigí al ordenador y creé una nueva partición en el disco con el nombre de mi perrita. Inicié por primera vez la sesión "Candy" y establecí una serie de carpetas en las cuales guardaría la información sobre mi sumisa. Una vez creadas todas las secciones (fichas, datos, gustos...

Mi inexperta esclava (2: Estableciendo bases)

A lo largo de este capítulo Candy recibirá las bases que de hoy en adelante regirán su vida

Sonriendo para mis adentros comencé su sumisión. Le indiqué que se sentase y le ordené que se quedase en ropa interior. Así me sentiría más seguro de mi supremacía y ella se metería más en su papel.

Fui a buscar un bolígrafo, unas hojas de papel y el móvil. Me senté a su lado en el sofá, observando su desnudez ligeramente encubierta. Me incliné sobre ella y besé sus labios. Eran cálidos pero estaban secos, como si esperasen que algo ocurriese. "Realmente está en su papel" pensé.

Estuvimos...

La masajista

Un adolescente ve cumplidos sus sueños al conseguir que su apreciada masajista sea suya.

Se daba una tarde fría como pocas en Carabanchel. Una de esas tardes en las que a la gente les apetece quedarse en la cama, echando una siesta y removiéndose entre las mantas en el sofá, frente al televisor. En mi caso no tuve tanta suerte, pues me dirigía a la peluquería donde tenía que recibir una sesión de masaje para la recuperación de mi espalda.

Al llegar, llamé con cuidado en la puerta, en parte para no lastimarme los dedos. Una de las chicas del local se acercó y me abrió la puerta. La r...