A la luz de la luna
La oscuridad inundaba la habitación mientras yo esperaba la llegada de mi luna particular.
A la luz de la luna
Apagué la luz de la habitación y me metí desnudo en la cama. Me quedé allí estirado mirando por una gran ventana mientras esperaba. Era una plácida noche de verano y la ventana estaba abierta de par en par, por ella, entraba una nítida y tenue luz lunar que llenaba de luces y sombras toda la habitación.
Esperé alrededor de veinte minutos, un rato que se me hizo eterno, pues tenía los nervios a flor de piel. Al fin oí el sonido que tanto ansiaba. Escuché como ella apartab...