BDSM, el disgusto
Un probador de condones, siente la necesidad de experimentar con el sadomasoquismo, puede ser cómico, pero el pobre probador de condones pasa las de Caín.
Cuando tengo un momento de descanso durante la jornada laboral, leo los anuncios guarros de los periódicos. Eso me pone y me va bien para realizar mi trabajo en la fábrica de condones.
Tengo una responsabilidad muy grande y mi pene siempre ha de estar irrigado al máximo para llevar al límite el condón-tipo del lote de fabricación.
Además, el que se encuentren restos de mi semen en un condón empaquetado, es considerado como un premio y a quien lo entrega junto con la prueba de compra, se le...