El precio del... silencio
No la quiso violar, prefirío que lo hicieramos entre nosotros, cuñados, para que no pudieramos delatarle.
EL PRECIO DEL... SILENCIO
La situación en que me encontraba parecía el fruto de una alucinación. Desde hacía una hora estaba atado a una silla mientras tres ladrones buscaban un botín que, supuestamente, consistía en 100.000 que mi hermano mayor iba a destinar a la compra de piezas de anticuario. Nunca me habría imaginado que ese negocio, asociado al buen gusto y la estética, utilizara algo tan vulgar como los pagos en metálico de ese volumen, que recordaba al negocio de los tratantes...