Tía Ethel
Tía Ethel me pone de espaldas y me quita violentamente la toalla, dejándome completamente desnudo. - ¡ Qué vergüenza ¡ - exclamo, bajando la vista, humillado. - Soy una señora de setenta años. Podría ser tu abuela, muchachito. No debería darte vergüenza estar con la cola al aire delante de mí - exclama tía Ethel, mientras va en busca del temible cepillo de madera Lo que debería avergonzarte es lo que has hecho, chico malo.
Tía Ethel.
Después de darme una ducha, Tía Ethel irrumpe en el baño, me toma de una oreja y me conduce hacia el living, regañándome como a un niño. Con veintiocho años, no soy ningún niño, pero me fascina ser tratado de ese modo.
Un no había terminado de secar mi cuerpo, y apenas una pequeña toalla atada a la cintura cubría mi desnudez.
Me ha faltado dinero de la billetera, Manuel grita Tía Ethel, indignada. Será mejor que me digas donde está.
Era verdad. Yo le había rob...