Tía Ethel

Tía Ethel me pone de espaldas y me quita violentamente la toalla, dejándome completamente desnudo. - ¡ Qué vergüenza ¡ - exclamo, bajando la vista, humillado. - Soy una señora de setenta años. Podría ser tu abuela, muchachito. No debería darte vergüenza estar con la cola al aire delante de mí - exclama tía Ethel, mientras va en busca del temible cepillo de madera – Lo que debería avergonzarte es lo que has hecho, chico malo.

Tía Ethel.

Después de darme una ducha, Tía Ethel irrumpe en el baño, me toma de una oreja y me conduce hacia el living, regañándome como a un niño. Con veintiocho años, no soy ningún niño, pero me fascina ser tratado de ese modo.

Un no había terminado de secar mi cuerpo, y apenas una pequeña toalla atada a la cintura cubría mi desnudez.

Me ha faltado dinero de la billetera, Manuel – grita Tía Ethel, indignada. Será mejor que me digas donde está.

Era verdad. Yo le había rob...

Humillado y vejado por tres vagos (1)

A continuación, Mauro me lanzó un terrible salivazo bien cargado de mucosidad, tan grande que me empapó la cara completamente(...)- Nosotros vamos a hacer lo que queramos con tu culo, ¿me entendiste, rubio marica? – me aseguró Miguel, el jefe de la pandilla, mientras pellizcaba violentamente mis nalgas.

Humillado y vejado por tres vagos (I).

Eran como las once de la noche. El Parque Centenario se veía estupendo para hacer gimnasia en medio de aquel verdor veraniego. Un pequeño short blanco elastizado, una remerita y unas cómodas zapatillas integraban mi deportiva vestimenta. Me instalé en el lugar de siempre, bien internado en aquel enorme espacio verde emplazado justo en el centro de Buenos Aires. A unos quince metros, debajo de uno de los fuertes y frondosos árboles, había tres chicos de aspe...

El niño

... me hace reclinar sobre el sillón ¡y me baja el bóxer, dejándome con el trasero desnudo delante de todos!

El niño.

La señora Carmen ,mi severísima madrastra , me toma de una oreja y me conduce ,regañándome como a un niño, hacia el living, donde Patricia y Carla, mis bellas y sensuales vecinas, esperan escuchar mis disculpas por haber puesto la música a todo volumen y haberles faltado el respeto cuando me llamaron al orden.

Mi tutora es una ex docente, ahora directora de escuela; de ahí su preocupación por mi educación y buenos modales. Así lo atestiguan la autoridad con que me trata...y la tem...