Miércoles de pasión

Un afortunado encuentro entre trenes de cercanías y oficinas.

No podía creer que me la estuviera follando. Por fin todo se había confabulado. Se habían alineado los astros. A esas horas de la mañana en el baño del centro comercial apenas hay nadie. Y eso también jugaba a favor. Era increíble pero ahí la tenía. Ante mí, apoyada sobre el lavabo ofreciéndome sus redondas nalgas y su coño; vertiendo todos sus fluidos. Esperando que se la metiera y así lo hice. Vaya que si lo hice.

Todo había empezado quince días antes. Una mañana de mayo en que yo volvía a casa temp...