Dominada... sin voluntad.
Rosa deja a un lado su voluntad para aceptar la de su hijo
Rosa miró el reloj de la cocina. Se estremeció al comprobar que faltaban solo 5 minutos para que él llegara. Notó como sus pezones se endurecían y como su coño se mojaba más de lo que ya estaba. Siguió preparando el almuerzo, sabiendo que él llegaría de la facultad, se acercaría a ella, le subiría la falda del traje y le clavaría la polla hasta el fondo de su encharcado coño, follándola con pasión hasta llenarlo a rebosar de abundante y espeso semen.
Minutos después, cuando lo oyó llegar, se mordió el...