Fantasía mamatoria. Homenaje a aquella tarde
Pocas cosas en el mundo me pueden dar más placer que mamarle la verga...
Pocas cosas en el mundo me pueden dar más placer que mamarle la verga. Encontrar su cabeza rosada con mi lengua, probarla, saborearla con mis labios.
Hoy estoy aquí, esperando. Espero su llegada, desnuda sobre mi cama.
Quiero aguantar la tensión, pero no puedo más. Mi coño se humedece y me exige en silencio, que por lo menos introduzca un dedo para calmar su fiebre.
No es suficiente. Mis tetas blancas se mueven al ritmo de mi agitada respiración.
Un líquido tibio y viscoso resbala po...