Arte sensual (II:De trolos a intereses económicos)
Otro encuentro tan excitante como el anterior, solo tenían que aguantar ese placer tan intenso que sentían para no desmayarse de gozo.
Con Mónica nos encamábamos los días jueves. Por lo general comenzaba a desearla el martes por la noche, pero a partir del singular encuentro referido en el capítulo anterior, no tan solo la añoré cada noche subsiguiente, sino también muchas veces en horario diurno.
Había prometido no llamarla excepto en el día y la hora convenidos, mucho menos ir a buscarla sin haberme sido indicado. Tuve que recurrir a la obstinación del orgullo para evitar violar el pacto.
El jueves siguiente me de...