Dominación en los vestuarios. Cuarta parte.

Continúa la historia de Sara y la sumisión hacia sus Amos.

Habían pasado cinco semanas desde que María había roto la llave dentro de la jaula. Si antes mi transformación había ido muy rápida, durante estas semanas había aumentado mi sumisión. Mis amos habían ido ampliando los mecanismos y técnicas para que la transformación fuera completa. Ya no utilizaba ropa interior de hombre en ningún momento, ni cuando iba a la universidad ni con mis amigos ni a ningún lado. Solo llevaba braguitas y sujetadores, siempre que no se me notaran debajo de la ropa. Por supuesto, cua...

Dominación en los vestuarios. Tercera parte.

Continúa la evolución de sumisa y feminización de Sara.

Cuando abrí los ojos lo primero que vi fue a María agachándose hacia mí hasta colocar su coño en mi cara. Sin decir nada, empecé a chupar y lamerlo rápidamente mientras ella se frotaba. Me apretaba con las piernas y no dejaba moverme, tan solo podía utilizar la lengua que era lo que ella necesitaba en aquel momento. Estuvo así un tiempo hasta que empezó a acelerar el movimiento y a frotarse con más fuerza contra mi cara. Se corrió y me dejó lleno de sus jugos. Cuando se hubo recuperado del orgasmo se separó...

Dominación en los vestuarios. Segunda parte.

Continúa la evolución de sumisa de Sara y da un paso más al presentarle su novia a su Amo.

Llegamos al ascensor y bajamos hacia el garaje, donde tenía Andrés el coche. Una vez que las puertas del ascensor se cerraron le miré y dije:

-          Lo siento, Amo, nunca…

-          Silencio, no quiero escucharte hasta que lleguemos al coche- me cortó tajantemente. Yo, avergonzado por haber desobedecido a mi amo y haberle hecho enfadar, bajé la cabeza y callé. Tenía gracia que me sintiera culpable solo por haberme corrido mientras le chupaba la polla a dos señores, por orden suya, pero así...

Dominación en los vestuarios. Primera parte.

Historia de cómo mi vida cambió y me convertí en sumiso de mi Amo.

Fui al gimnasio temprano como todos los días. Era la mejor hora porque no solía haber mucha gente y se estaba más cómodo que por las tardes. Cuando terminé de hacer mis ejercicios me dirigí a los vestuarios para ducharme y cambiarme de ropa. Aunque había poca gente, compartí las duchas con otros tres chicos, que tendrían mi misma edad (22). Los tres estaban en buena forma pero uno de ellos especialmente. Era realmente guapo. Tenía un cuerpo alucinante, fuerte y fibrado, y mediría 1,80 metros por lo que me s...