La Mujer Aburrida
La mañana es helada en la gran ciudad. Julia Pal camina distraida, sumergida en sus
pensamientos. Con la boca entreabierta, dejando escapar pequeñas bocanadas de gélido
aliento, camina con un ritmo distorsionado provocado por sus finos y largos tacones de
aguja. Con las manos resguardadas con mullidos guantes de algo similar al terciopelo,
unas medias térmicas que le permiten enseñar las piernas hasta encima de las rodillas,
una ajustada minifalda de tonos grises, un jerse...