Entresijos de una guerra (2)
"...Su tenue gimoteo aumentó de intensidad con el ritmo de mis caricias, le gustaba lo que estaba recibiendo y a mí me encantaba dárselo..."
El día del entierro del Coronel fue uno de ésos que me encantaría olvidar. Tuve que formar parte de la recepción junto con el resto de la familia por expresa petición de Herman, que estaba pendiente en todo momento de su madre y tampoco quería perder de vista a Berta. Nunca antes había tenido que recibir ningún pésame por alguien a quien había matado. Casi me da un ataque de risa cuando la mujer de un General de campaña me dijo que el Coronel había recibido una muerte tranquila, lejos del campo de bat...