Creo en los cuernos
De la más pura teoría a la más pragmática de las prácticas.
Creo en los cuernos
Estábamos en Flamingo. Habíamos ido como muchas noches, Miranda y yo, pero esta noche nos habíamos llevado a su madre. Estábamos veraneando. Su madre es muy joven pues la tuvo con 17 años y ahora con mi esposa en 26, ella tiene 43 y está tremenda ahora que se ha quedado viuda.
Tengo que vigilar por que las dos se llevan las miradas más lascivas de la boîte. Estamos sentados yo al centro y mis dos acompañantas a cada lado. Todavía discutíamos el tema de después de la cena.
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