El Sacramento de la Vida

la pasión convertida en religión.

EL SACRAMENTO DE LA VIDA

En la placidez de mi cama aún perdura tu fragancia,

altar de incruentas guerras de lujuria y de deseo.

Te evoco volátil, girando en el carrusel de pasiones

en que hemos convertido nuestros dulces encuentros.

Te ofreces ante mí y conquisto tus provincias

como el mercenario que lucha por tu cuerpo

ansiando el trofeo que intuyo en tus adentros.

Es mi verga poderosa el arma que te ofrezco

para que rindas, sin ex...

Los ojos de una vida

Cómo los ojos de una guaiquerí pudieron haber cambiado el curso de la historia.

Los ojos de una vida.

Me llamo Nuño Gómez de Santana, capitán marañón del ejército de Lope de Aguirre, príncipe del Perú, Tierra Firme y Chile; al que los Reyes de España apodan El Traidor, para beneplácito de mi caudillo, y al que mis soldados llaman El Sanguinario por obvias razones. El se hace llamar El Peregrino y así consta de su puño y letra.

Han pasado ya muchos años de aquel fatídico y dramático 27 de octubre de 1561 y, sólo después de tanto tiempo, me he atrevido a escribir esta h...

La Gran Diosa Lengua

De cómo la cocina me convirtió en la lengua que todo lo lame.

LA GRAN DIOSA LENGUA

De la cocina me llegaba el aroma dulce del caramelo y la mantequilla; la inconfundible musicalidad de la batidora interpretando la sinfonía de la fusión de la harina con los huevos; el crepitar de la levadura al izarse, henchida, hacia el límite crepuscular del cálido horno.

Ese aroma penetraba por mis fosas nasales excitando las papilas gustativas que excretaban ríos de saliva fluida y transparente; discurriendo por mi esófago en busca del amoroso beso del estómago don...

Ella es Virginia

Un día la conocí y desde entonces me acompaña...

ELLA ES VIRGINIA

Era mi última visita del día y, presumiblemente, el mejor cliente que podía conseguir en aquel país tan alejado del mío. Llevaba ya cinco días fuera de casa y mi cuenta de resultados era más bien nula; no sabía qué iba a poder decirle al director comercial a mi regreso, así que no podía fallar en esta visita. Pondría todo de mi parte para conseguir el objetivo, que no era otro que hacer un cliente fiel y duradero para la empresa que me pagaba.

Con ese ánimo crucé la puerta...