El culo es una zona erógena (2)

Ya no era el mismo, ni mucho menos, cuando hice el recorrido de regreso a casa. Así pudo haberse sentido Adán al consumir los primeros bocados de la manzana. Otro mundo se abría ante mí.

EL CULO ES UNA ZONA ERÓGENA (2/2)

Ya no era el mismo, ni mucho menos, cuando hice el recorrido de regreso a casa. Así pudo haberse sentido Adán al consumir los primeros bocados de la manzana. Otro mundo se abría ante mí. Tuve ya la plena conciencia de haber perdido la virginidad bien jovencito. Lo reconocía y me sentía pleno, como si la madurez me hubiera entrado toda. El planificar la llegada a casa no me quitó la emoción tan grandiosa. Lo que más deseaba era que ya mis padres se hubier...

El culo es una zona erógena (1)

Oye, peladito, yo puedo ayudarte a comprender lo que es una zona erógena.

EL CULO ES UNA ZONA ERÓGENA (1/2)

La ciudad de donde provengo queda como a dos horas de la capital y carga con la fama de ser la ciudad de las naranjas dulces, de las mujeres bellas y de los hombres… bueno, de los hombres así como yo, pues.

Cuando oí por primera vez semejante proclama no tenía tanta capacidad de verbalizar y así cuestionarla, pero ya me pareció una estupidez. Ahora tengo más cancha y puedo decir que es una frase que, queriendo ser jocosa y de manera velada, ejerce un...

Mi primer esclavo

En ese entonces no había internet ni nada que hablara tan claramente como ahora, pero el viejo sadomasoquismo, las torturas, los correazos sobre la piel desnuda, el someter a alguien…; eso siempre cautivó mi mente desde la niñez.

MI PRIMER ESCLAVO

Mi primer esclavo se llamaba Javier. Por contradicciones de la vida era psicólogo, trabajaba en reclutamiento de personal en una empresa procesadora de acero en una ciudad a los márgenes del Orinoco. Sólo venía a Caracas los fines de semana. Lo conocí una noche de viernes cuando fui al cine con unas amigas y estas lo invitaron a él. Al final nos las arreglamos para dejar a las dos chicas en sus casas y decidimos, él y yo, ir a un café. El tipo era tímido pero, como...

Sucedió hace mucho

Sucedió hace mucho, mucho tiempo, quizás no recuerde cuando, tampoco diré donde. Algunos de ustedes ya lo deducirán y no dudo que harán algún comentario.

SUCEDIÓ HACE MUCHO

Sucedió hace mucho, mucho tiempo, quizás no recuerde cuando, tampoco diré donde. Algunos de ustedes ya lo deducirán y no dudo que harán algún comentario.

Era yo todavía joven, tenía veinticinco años y estaba en plenitud de mis facultades juveniles. Ya en ese entonces había finalizado mis estudios en educación y dispuesto estaba a encontrar algún trabajo que rindiera los frutos económicos que tanto ansiaba. Entre intento e intento, a insistencias de un conocido,...

El soldado y su conciencia

“Olvídalo, todavía es muy pequeño para ti”, reflexionó mi conciencia. Me provocó levantarme e ir a tomarlo por las nalgas, bajarle suavemente ese mono azul oscuro y darle, allí mismo, en la cocina, una buena empalada. “Epa, cuidado, ese carajito no debe tener ni pelos, además es tu primo”, volvió a hablar mi conciencia.

EL SOLDADO Y SU CONCIENCIA

Yo no sé cómo vive gente en Caracas en estas condiciones, tuve que subir, a pié, los doce pisos porque el ascensor estaba dañado. Claro, ese esfuerzo es, para mí, irrelevante porque me mantengo en forma por el deporte y estoy acostumbrado al fuerte ejercicio diario en el cuartel donde presto el servicio militar. Subí saltando, de dos en dos, los escalones, cargando con mi pesado morral sobre la espalda. Cuando llegué, los músculos de mis piernas, duras y ágiles...

Pedro y los tres

El novio de mi hermana resultó ser un tipazo de fuertes brazos, amplio pecho y un robusto culo bien sensacional. Mostraba un paquete provocador sobre la bragueta del pantalón. El tipo era deportista y sin duda tenía pinta de ser fogoso. Sus ojos castaño claro, un poco juntos, eran de mirar directo y sereno, y su boca, carnosa y entreabierta, parecía dispuesta siempre a la sonrisa.

Pedro

y los tres

1

El novio de mi hermana resultó ser un tipazo de fuertes brazos, amplio pecho y un robusto culo bien sensacional. Mostraba un paquete provocador sobre la bragueta del pantalón. El tipo era deportista y sin duda tenía pinta de ser fogoso. Sus ojos castaño claro, un poco juntos, eran de mirar directo y sereno, y su boca, carnosa y entreabierta, parecía dispuesta siempre a la sonrisa. De tez morena clara, señalada por el sol tropical, mantenía un vivo colo...