Una ducha como ninguna...
Ahí estábamos, los dos rodeados de un cuarto pequeño de azulejos, con el agua tibia derramándose por nuestros cuerpos...
Era una mañana cualquiera, acababa de levantarme para entrar a ducharme, abrí la llave de la regadera y espere a que saliera el agua caliente, listo para entrar. A media ducha, cuando me estaba enjuagando el cuerpo, oigo que abren la puerta del baño, era Ana, mi novia, que esa noche había dormido en mi departamento, puesto que se había hecho muy tarde al salir del antro la esa madrugada, durmió en el cuarto contiguo al mío, hasta entonces no había sucedido nada, pues teníamos mucho sueño y lo único qu...