Confesiones

Relato reivindicativo... no al maltrato a las mujeres ni fisico ni sicologico.

Confesiones

Un día me desperté y miré alrededor, solo vi oscuridad por lo que me levanté y encendí la luz.

Es curioso lo que llega a asustar unos parpados cerrados; la luz termina y comienza el sonido; nuestros sentidos se agudizan sin nuestro mirar. El oído se recela y empiezas a oír… un ruido de fondo que antes era mero pasar, ahora lo tamizas y distingues; es el sonido de un crematorio. Oyes el humo elevarse, imaginas el que harán dentro.

Oyes y escuchas; porque en tu calle, b...

Junio del dos mil tres

En una sala de estudio, mil maneras de dejarse llevar...

Junio del dos mil tres, antigua escuela de magisterio, sala de estudio. Cuatro asignaturas pendientes me negaban el titulo de periodista, como si en tres exámenes me fuera a hacer lo que no me he hecho en cuatro años. El calor era sofocante, el verano se dejaba ver en mi frente y a pesar del aparato de aire acondicionado, el sudor era el protagonista de la tarde.

Todos los días lo mismo; estudiar por la mañana, comer y vuelta a estudiar por la tarde, hasta la noche, en la que no existían ni jueve...

Dedicado a Dania

Segunda parte de mi primer relato, las cosas siguen bien para nuestro detective.

(dedicado a Dania)

(Segunda parte)

Me parece que no tienes frío, dijo mientras sonreía, mirándole aquel bulto que tendía a sobresalir por el filo del calzoncillo .

Ni tu tampoco, reclamó nuestro valiente detective, que se acercaba tímido a oler su entrepierna . – Sabes?, te voy a ser sincero, soy un auténtico novato con las mujeres, confesó cabizbajo a su amante, mientras con una mano se tocaba la entrepierna.

Lo sé chaval, desde el momento en que no me metiste...

Mi primer relato erótico

Espero que os guste, es el primero... disfrutadlo.

Fue al revés de lo que dijiste pero en sentido contrario. Definitivamente, nunca entenderé a las mujeres. El se acercó a su compañera sentimental.

Billie Holiday cercaba el espacio sonoro, y la niebla imaginaria de su calenturienta mente se apoderaba del salón. Era su primera vez, en la realidad, jamás había tocado a una mujer, ni había estado en una situación como aquella. Todas las novelas de gángsteres que había leído se parecían a esto: una mujer fatal de largo y negro, fumando a su espalda,...