Querida Emma II
La perra se sincera y se libera
4. El contrato
A pesar que Emma parecía haberse ido satisfecha y más dispuesta y obediente, pensé que le vendría bien reflexionar. Yo también andaba ocupado así que no le escribí ni le pedí nada durante unos días, y ella a mí tampoco me escribió, hasta que me llegó un mensaje: Creo que necesito hablar, decía.
Quedamos aquella misma tarde en la que se había convertido en nuestra cafetería y consultorio para sincerarnos el uno con el otro, sobre todo aquella tarde. Llevaba un vestido azul muy...