El deseo (3)
El deseo se culmina apartando lo malo y dejando el placer.
Sus Piernas permanecían cerradas y contraídas en torno a mi y casi me resultaba imposible moverme. Sus uñas horadaban mi piel, por un momento me detuve con mi miembro en su interior, temeroso de hacerla daño.
Sus brazos sacarán fuerza de uno de sus estertores de placer y consiguió empujarme hacia ella. Yo fui a besarla pero, sin abrir los ojos, me habló
- No te pares dijo y su espalda se curvó sobre el sofá para introducirme más dentro de ella, para que la penetración fuera total-.
Y...