Mikel, Joseph y yo

-Soy bisexual, Inés, me gustan los hombre y las mujeres amo la belleza, no me importa el sexo, amo todo lo que es bello, ya sea mujer u hombre, amo al ser humano. Y tu querida eres bellísima, tienes un aire tan…misterioso como una noche de luna en el desierto.

Di gracias a Dios de que fuese sábado y no tener que ir a trabajar, no tenía ganas, la noche pasada con Mikel me había dejado saciada y sin fuerzas, creía yo, mientras tomábamos café en la cocina de mi casa, no dejé de observar como Joseph me miraba de manera fría y enfadada, supuse que sería por la noche que había pasado en la limusina, quería romper el hielo, así que pregunté:

-. ¿Hace mucho que está al servicio del señor Mikel, Joseph?

  • Muchos años señorita- me respondió- de hecho me hice ma...

Mi primera vez con Mikel

Me revolví entre mis blancas sabanas, que tan solo unas horas antes habían sido mudas testigos de mis maravillosos orgasmos, de mis chillidos de placer, de cómo un hombre me había llevado al éxtasis a la “pequeña muerte” como dicen los franceses con su cuerpo, con sus manos, con su sexo.

El día empezaba a despuntar y en la cama el olor de Mikel permanecía como el perfume de una rosa, lábil pero aun recordable.

Me revolví entre mis blancas sabanas, que tan solo unas horas antes habían sido mudas testigos de mis maravillosos orgasmos, de mis chillidos de placer, de cómo un hombre me había llevado al éxtasis a la “pequeña muerte” como dicen los franceses con su cuerpo, con sus manos, con su sexo.

Mikel, era inglés, rubio de ojos azules, alto y era diplomático, tenía un cuerpo cince...