Sábado por la tarde
En su lucha por el amigo que les gusta, dos bellas chavalas nunca hubieran imaginado que sus amigos pudieran verlas desnudas.
¿Seré capaz de contaros lo que ocurrió aquella tarde de Junio? Pasados los años puedo decir que ya nunca volví a ser la de antes. Tampoco es que mi comportamiento posterior haya sido licencioso ni mucho menos depravado, pero desde aquel día he sabido que en mi interior habita un raro espíritu que me hace capaz de realizar actos presuntamente impensables para mi persona.
Acabábamos de cumplir los 18 años entre juegos más o menos inocentes que en la perspectiva de los años 80 tomábamos por atrevid...