La becaria (II)
Mi becaria y yo continuamos nuestro juego y disfrutamos de otra sesión de hotel.
En la oficina nos recreamos día tras día en nuestro secreto. El recuerdo de nuestra escapada al hotel es reciente e intenso. Cualquier gesto leve me trae a la mente la imagen de tu cuerpo desnudo. No dices nada pero lo dices todo. Tus ojos son dos ascuas.
Cada vez que coincidimos juegas discretamente a quitarte y ponerte los anillos. Te las arreglas para participar como si nada, soltando ideas ingeniosas. Alguno de tus compañeros me lo comenta:
- Da gusto trabajar con ella. Especialmente e...