Ella no sabía mi nombre

La conocí una noche, por pura casualidad, en alguna calle del barrio de Malasaña. De alguna forma, solo mirándonos supimos que se avecinaba tormenta. Ella no sabía mi nombre... ¿O si? No importó.

  • A lo mejor no recuerdo tu nombre porque necesito un estímulo…

Ella no pudo acabar la frase, porque yo ya la estaba besando. Apreté mi boca contra la suya y al segundo siguiente noté que besaba con una sonrisa. La llevé contra la pared de aquella calle desierta y saboreé sus labios con avidez. Ella me atrajo contra su cuerpo menudo y mis manos se escurrieron dentro de su top. Acaricié su piel tibia con mis dedos, queriendo sentir cada centímetro. No llevaba sujetador… sus brevísimas tetas no lo neces...