Matrimonio maduro: Castigo y redención.
Continúo con este relato que acaba derivando en actos que me llevan a alcanzar cotas de placer insospechadas para mí.
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Ahí seguía comiendo el peludo chochazo de Marimar mientras Juan aumentaba la fuerza de sus envites en ese coño. Marimar no podía más. Mi lengua en su clítoris la estaba matando y los pollazos de Juan estaban haciendo que se estremeciera violentamente de gusto. El orgasmo era inminente. Introducía con violencia ya tres dedos en mi culo, se tragaba mi polla entera y la mantenía un buen r...