El hetero que me desvirgó

Sexo guarro y explícito. La historia de cómo un hetero me folla por primera vez.

Desde siempre he sido un estudiante ejemplar; no es por echarme flores ni nada por el estilo, es simplemente la verdad. Soy y he sido siempre un empollón. El listo de la clase, el niño bueno, responsable y educado que todo padre o madre adora y querría tener como hijo. Sin embargo, y a pesar de haber estado en un colegio y posteriormente en un instituto muy religioso, no he sido nunca un Santo. Lo parecía, sí. Pero en absoluto lo era.

Ya desde muy pequeño, quizás con doce o trece años, supe que a mí l...

El sevillanito

Un encuentro lujurioso, algo oscuro y muy pasional. SEXO en mayúsculas.

Suena música de piano y huele a madera en llamas; la melodía y el aroma inundan la estancia rococó dotándola de una tranquilidad y armonía que casi podrían considerarse perfectas. Sentado en un mullido sillón, me dedico a mirar el fuego y pensar en banalidades. Hace tiempo que no traigo a nadie a casa, hace tiempo que no dejo pensar a mi polla y menos a mi mente.

De pronto siento que este es un buen momento para dejar que la lujuria reine. Abro el Grindr, aplicación que no suelo usar en absoluto pero...

El club de la leche [2]

David y Pablo acuden a la primera reunión de "El Club" del curso, donde les esperará sexo y cerdeo por doquier.

[Es recomendable leer el capítulo anterior antes que este]

Ante los golpes a la puerta, ambos nos apresuramos en ponernos la ropa y adecentarnos lo máximo posible. En apenas un minuto, Pablo la abre con una sonrisa amable en su rostro.

-Hey, Adrián. ¿Has podido solucionar eso? –Inquiere mi colega, saludando al recién llegado, nuestro nuevo compañero de habitación.

-Sí, sí. Ya está todo bien.

Aprovecho ese breve lapso de tiempo en el que están hablando para inspeccionar al nuevo; lo c...

El club de la leche [1]

El verano se ha acabado y David ha de volver a la rutina de su internado. Él es uno de los integrantes de "El club", un selecto grupo de alumnos envidiado por todos...

El verano está ya casi llegando a su fin; se nota que el Sol ya no calienta lo suficiente y que la gente no tiene la misma alegría que les caracterizaba en la época estival. Los niños pequeños se preparan para ir al colegio, los adultos para el trabajo, y yo, a mis 18 años, he de ir en apenas una semana al internado para cursar el que será mi último año ahí encerrado. Estoy seguro de que no lo echaré de menos, a pesar de que ahora mismo tengo bastantes ganas de ver a mis colegas. Pero aunque algunos de mis...