Desayuno contigo
La pasión no tiene horario.
Ya galopa la sangre hacia mis sienes
frente a la puerta tras la cual te intuyo.
Empujo suavemente y aparece
el dormitorio tuyo,
la ropa preparada que ya tienes
en la deshecha cama:
me siento y siento que el deseo me llama.
Crece el olor a ti, el ansia crece,
mientras mengua el sonido de la ducha.
Te veo resurgir, limpia y desnuda,
en toda tu belleza femenina;
ahora nada se escucha,
salvo mi sangre hirviente, turbia y muda.
El halo...