Gordito
Quedé con Gordito en unos aseos públicos. Descubrí el talento que escondían sus labios
Él se hacía conocer como Gordito. A mí me parecía más bien tipo pera, pues era algo estrecho de hombros y su barriga estaba en armonía con un cuerpo poco cultivado al ejercicio y abandonado a los impulsos gastronómicos. Me atraían las curvas y pliegues que le dibujaba la piel, también su modesto pene, aún más menudo que el mío. Nos habíamos masturbado por la webcam, pero ambos queríamos encontrarnos físicamente. Yo, maduro casado que ya ha superado la cincuentena, tenía que hacer coincidir la cita con la di...