Placer gastronómico
Estirada en el suelo, sobre una alfombra, eres el primer plato de una tarde lujuriosa.
Estás desnuda, te huelo poco a poco, suavemente, hundo mi nariz en tu cabello, aspiro el aroma fresco de tu pelo mojado, sigo por la oreja, oyes mi olfateo, notas mi respiración acelerada, y bajo hacia tu cuello, donde el efluvio de ese perfume que tanto me enerva llena mi cerebro, te reconozco con los ojos cerrados, ni siquiera te rozo, no te veo con el pañuelo que me has puesto, pero oigo tu corazón bombear y hacia allí dirijo mi olfato, por el camino mis labios tropiezan con tus pezones, apenas lo...